El Museo Diocesano y Catedralicio de Lugo es el decano de los museos gallegos. Fue creado en 1.918 tras el hallazgo de varias piezas de singular valor que hicieron que se tomase en consideración este proyecto, que estuvo ubicado en el Seminario pero que en 1.955 se trasladó a la Catedral.

El Museo contiene tanto piezas de arte sacro, con una gran colección de custodias (no olvidemos que Lugo es la Ciudad del Sacramento), como arqueológicas e históricas de singular valor, destacando el Crismón de Quiroga, una gran pieza de mármol labrada con símbolos religiosos y que contiene una leyenda que, traducida, dice algo como “El oro es vil, no digamos la plata, es mucho más lo que brillas por tu propia felicidad”.

El Museo cuenta con una colección permanente distribuida en varias salas y en el triforio de la Catedral, lo que permite también una visión diferente del principal templo lucense.

Entre su magnífica colección está una sencilla y elegante sala llamada “Da que Deus Mamou leite do seu peito”, una preciosa exposición de varias imágenes dedicadas a la Virgen María en que se puede ver la evolución de la imaginería desde el románico al gótico mientras se escucha una de las Cantigas de Santa María escritas por Alfonso X El Sabio.